Archive for the ‘director: Felipe Cazals’ Category

Las siete Cucas

julio 30, 2007

Las siete Cucas (México, 1981, 87 minutos). Dirigida por Felipe Cazals. *** ½ de cinco.

Reparto: Isela Vega, David Reynoso, Blanca Guerra, Angélica Chain, Tito Junco.

El Cuco es un obrero de un pueblo mexicano. Las siete Cucas del título son la mujer del Cuco y sus seis hijas, todas hermosas y de buenas formas. Nos enteramos que las desean todos los hombres del pueblo (y una de las mujeres—la carnicera Purita tiene ojos por una de las hijas Cuca) hasta ser un acoso cotidiano para las Cucas femeninas y una preocupación para Cuco, el padre familias. Se lleva Cuco casi como una manía el propósito que sus hijas lleguen vírgenes al matrimonio y que su mujer no le ponga cuernos.

El Cuco toma la decisión que, para resguardar la virtud de las hembras de su familia, la familia tiene que irse a la ciudad; pero no tiene con que. Se resuelve pedirle un préstamo de su patrona. La patrona, una viuda rica, lo invita a su casa al domingo en la hora cuando todo el mundo está en la iglesia para asistir la misa. La patrona está dispuesta a darle al Cuco lo que sea con tal de que le satisfaga el apetito sexual. En el momento clave Cuco, para no ponerle los cuernos a su mujer, ahoga a la patrona con su almohada dejándola muerta.

Su mujer se fija en el aspecto alterado de Cuco y el hombre se lo confiesa de inmediato. La mujer del Cuco acude a las autoridades para denunciarlo. Las autoridades se asombran al llegar a la casa de los Cuco en plena fiesta, una fiesta de despedida de Cuco. Terminada la fiesta el Cuco se ahorca y su mujer devuelve el dinero de la viuda al alcalde. La honra está preservada y todos están contentos.

Todas las mujeres se les guardan rencor a las Cucas y nadie del pueblo asiste al entierro menos la familia Cuca. Al volver del entierro las Cucas encuentran la casa clausurada por las autoridades dentro de un par días son echadas de sus trabajos. Duermen en el cementerio y se bañan en el río. Sin embargo el sastre marica y la alcahueta del pueblo se apiadan de las Cucas la alcahueta les da alojamiento. Se hablan del futuro. Al sugerencia que se largan la madre Cuca exclama, “!Antes, putas!” Las hijas se animan a la idea. “¿Cuándo empezamos?”

La alcahueta saca las llaves de la casa cerrada del alcalde por un chantaje respecto a sus hábitos sexuales y vuelven a abrir la casa como un prostíbulo. Las Cuca se convierten en putas. Pero de la honra, ¿qué? Les obligan a los clientes antes de subir al cuarto de una chica hacer una reverencia al retrato del Cuca muerto. También una de las hijas atiende el altar con velas que se dedica al padre familias Cuca. La madre se empeña que esta chica no participe en el negocio para que—según el deseo de Cuca—llegue inmaculada al matrimonio.

Las chicas se brotan en el nuevo ambiente. Hasta la hija que tartamudeaba, el sexo le suelta la lengua (se desempeña por Blanca Guerra, la que me sugiere la pregunta, ¿por qué sacan las latinas las cejas y vuelven a dibujarlas de tal manera que resultan manifiestamente falsas?).

Todos los hombres acuden al prostíbulo nuevo para probar las Cucas. El negocio es un éxito redondo. Desde luego las mujeres del pueblo no lo soporta y se quejan al alcalde (quien ya despacha su oficio de la casa de las Cucas) y luego al gobernador.

El director Felipe Cazals ha hecho una película que se conforma con los requisitos de las comedias del sexo de la época logrando a la vez que evite de ser basura. No obstante hay algo irónico. Aunque sea una comedia negra, trata a la ligera la prostitución. Es más, la vida de prostituta es el camino de la libertad, a diferencia de Las poquianchis del mismo director en la que se detallan escrupulosamente la fealdad y la esclavitud de la vida de la prostituta.

Bueno, pero la película presente es entretenido y repleta de mujeres bonitas jugueteando en paños menores. ¿Qué hay de quejarse?

VHS sin subtítulos.

El año de la peste

julio 9, 2007

El año de la peste (México, 1979, 109 minutos). Dirigida por Felipe Cazals. *** de cinco.

Reparto: Alejandro Parodí, José Carlos Ruiz, Rebeca Silva, Daniela Romo, Narciso Busquets, Tito Junco.

Un medico forense descubre indicios que hay una plaga incipiente en la ciudad (la ciudad no se nombra pero es muy grande—tal vez el D. F.). Naturalmente el gobierno no quiere precipitar el pánico y por lo tanto no reconoce directamente el riesgo no obstante arma un verdadero ejército de equipos de agentes del ministerio de salud para aislar y desinfectar los sitios sospechosos. La peste no se manifiesta con muestra externa y por eso se aumenta la paranoia.

Es buen ejemplo de tal clase de historia sin tener ninguna novedad verdadera. A pesar del argumento (Gabriel García Márquez escribió el guión) que sigue el surco perfectamente previsible desde el primer paso hay unas imágenes fuertes.

En el ambiente grisáceo y burocrático de la ciudad—la que no se nombra—el espectro de la peste se señala con indicios amarillos: las banderas y cintas por medio de las que se indican edificios y recintos infectados; los uniformes de los agentes enmascarados del ministerio de salud; y hasta la espuma amarillenta que esparcen los agentes para desinfectar los sitios infectados.

VHS sin subtítulos.

El tres de copas

junio 25, 2006

El tres de copas (México, 1986, 117 minutos), dirigida por Felipe Cazals. * de cinco.

Reparto: Humberto Zurita, Alejandro Camacho, Gabriela Roel, Pedro Armendáriz Jr., Enrique Lucero.

Pedro y Damián no son hermanos pero se crecieron juntos como si lo fueran. Al fin de la Guerra de la Reforma los dos andan juntos a la deriva. El uno se da a los naipes y el otro a las mujeres. ¿Cuál es apostador y cuál mujeriego? Ni idea. Los dos protagonistas se desempeñan por actores de telenovelas y se parecen tanto en el vestido y en la falta de expresión en sus facciones que me resultó difícil distinguirlos la primera vez que vi la película. Al parecer se comparten el mismo estilo de actuar, el de inmutarse la cara lo menos posible.

Desde luego hay una mujer y cosas se complican pero no lo suficiente para que se pongan interesantes. La película se anima a lo largo de los pocos minutos que Pedro Armendáriz Jr. alumbra la pantalla en el papel del jefe de unos bandidos. El director se vuelve a valer del aparato de un narrador que habla directamente al público de una manera parecida que el personaje de su Canoa, el Testigo (hasta se parecen físicamente y de vestido) pero no le sirve bien en el caso presente a causa de no integrarse en la historia. Por poco la película dura dos horas: además de mala, larga.

El director Felipe Cazals ha hecho tantas películas buenas que me desilusionó encontrar vinculada con su nombre una tan insípida. Es notorio que uno de los estrellas, Humberto Zurita, sirve además de productor. Me gustaría creer que el actor hubiera montado la producción con el propósito de protagonizársela y que Felipe Cazals fuera no más que un trabajador a sueldo.

Con subtítulos en inglés que se puede apagar.

Canoa

junio 25, 2006

Canoa (México, 1975, 115 minutos), dirigida por Felipe Cazals. ***** de cinco.

Reparto: Ernesto Gómez Cruz, Salvador Sánchez, Enrique Lucero, Manuel Ojeda

Se trata de la historia verídica de la matanza de unos miembros de un grupo de excursionistas jóvenes por los residentes del pueblo San Miguel de Canoa. El pueblo se ubica al pie de la montaña la Malinche cerca de Puebla y los jóvenes empleados de la universidad de Puebla vinieron al pueblo para subir la montaña. La película tiene a ratos un estilo documental. Se nos relata la tragedia a la apertura de la película y todo lo que sigue está ensombrecido por un fatalismo opresivo.

Hay un residente del pueblo que habla directamente a la cámara en respuesta a preguntas no oídas de un corresponsal no visto. Desempeñada por Salvador Sánchez, esta figura ambigua de habla elíptica y de actitud escéptica nos representa el pueblo en no estar libre de una culpabilidad de lo sucedido.

El argumento se desarrolla de una manera magistral por dos hilos entrelazados: vemos a los jóvenes mientras planean su excursión, acuden al pueblo por autobús donde se encuentran sin alojamiento bajo un aguacero a medida que se nos dan a conocer los acontecimientos que crearon el ambiento hostil entre lo cual se metieron sin querer. Principalmente el ambiente receloso se debe al párroco del pueblo. Es un cura de antecedentes dudosas que lleva al pueblo a cuestas en su afán del progreso con el resultado de ser una figura controvertida entre los poblanos. Encabezó al esfuerzo de construir un camino pavimentado y el de traer luz y agua al pueblo. Tiene su secta de partidarios fieles pero sus métodos de sacar los fondos de los residentes se le provocan también mucha enemistad. Desde el púlpito predica acerca de los comunistas, instrumentos del diablo, los que lo quieren matar para alzar su bandera en la iglesia y llevarse a los niños inocentes. Los liga con los residentes que no quieren pagar su cuota del programa del desarrollo. Por lo tanto los jóvenes pisan inconcientemente sobre un terreno sembrado con el recelo de forasteros—sobre todo los que vengan de la ciudad—que se desata en la violencia de que ya sabemos.

Son muchos los curas que son retratados en películas mexicanas, algunos buenos, algunos malos. Hay pocos o sean buenos o sean malos los que son dibujados con la sutileza del presente. El párroco a quien lo ignoramos el nombre, desempeñado por Enrique Lucero, se sitúa entre los personajes más destacados del cine mexicano. Al fin y al cabo es el malo de la historia pero nunca deja de ser un ser humano. Lo curioso es que siempre usa gafas oscuras hasta en la misa. ¿Se hace para sugerir algún personaje histórico (¿el presidente Días Ordaz acaso?—no lo sé)?

Todo el reparto es de la primera sin embargo hay tres los actores que merecen una atención especial. Ya he reconocido a Salvador Sánchez y a Enrique Lucero. Vale la pena asimismo hacer mención de Ernesto Gómez Cruz. Hace el papel de un campesino que acoge a los jóvenes en su casa mientras la lluvia y la histeria se crecen afuera.

Con subtítulos en inglés que se puede apagar.

Las poquianchis

junio 24, 2006

Las poquianchis (México, 1976, ¿? Minutos, B&N y color). Dirigida (¿y escrita?) por Felipe Cazals **** de cinco.

Reparto: Diana Bracho, Jorge Martínez de Hoyas, Salvador Sánchez, Pilar Pellicer, Leonor Llausas, Melena Doria, Ana Ofelia Murguía.

Basada en una historia verdadera, la película comienza con un hallazgo horripilante en una casa amurallada: un conjunto de prostitutas inmundas, hambrientas y medio locas con algunas ya muertas y enterradas detrás de la casa. El argumento se trata de la indagación del procurador de las hermanas dueñas de la casa y la historia que las llevó hasta tal estado incluso raptos de muchachas y una serie de locales cada uno más mezquino que el anterior.

Hay una segunda historia entremezclada que se distingue por ser filmada en blanco y negro la que se trata de unos campesinos que pugnan en contra del arrebato de sus tierras por una compañía grande de ganado mientras los oficiales gubernamentales hacen gorda la vista. Los dos hilos del argumento se unen mediante el campesino Rosario de lo cual fueron llevadas sus dos hijas por los agentes del prostibulario.

El director emplea una técnica documental para relatar la historia de gente que tiene perjudicada la vida por abusos de poder. Igual a su materia la película está desagradable pero bien hecha.

Sin subtítulos.

Su alteza serenísima

junio 24, 2006

Su alteza serenísima (México, 2000, 112 minutos), escrita y dirigida por Felipe Cazals. ****1/2 de cinco.

Reparto: Alejandro Parodi, Ana Bertha Espín, Pedro Armendáriz junior, Blanca Guerra, Rodolfo Arias, Salvador Sánchez.

Por medio de la película presenciamos los últimos días de la vida del General Antonio López de Santa Ana (Parodi). Lo encontramos de mala salud y de mal humor. Cojea por la casa sobre su pierna postiza abusando a la servidumbre y a su esposa, la a quien se le dice La Flor de la República (Espín). Recibe visitas de una serie de sus colaboradores y correligionarios (lo que le proporciona a cada una de las estrellas secundarias su momento) cuales están pagados por la esposa por hacerle obsequios al hombre enfermo. Repasa con ellos sus triunfos, sus derrotas y las ambiciones que le quedan. La Flor de la República trae hasta la casa además a un séquito raquítico de mendigos por hacerle la corte en cambio de una comida y unas moneditas de limosna.

Se puede tomar la película—yo la tomo así–como fuera una serie de cavilaciones que le conturban el alma al general mientras se le recorre la vida a las puertas de la muerte. Toda la película tiene su lugar dentro de la casa Santa Ana y la casa misma casi alcanza ser un personaje del drama la que está tan llena de recovecos como el alma y con el suelo que gruñe bajo el paso de la misma manera que Santa Ana les regaña a todos los habitantes de la casa. La vista de la naturaleza humana no tiene nada de lo ideal. Los personajes tienen cicatrices y malformaciones, son cojos y tuertos. Sueltan eructos y pedos. Por las partes de abajo de la casa merodean una gentuza de indios muertos de hambre. Socavan en algún sentido los cimientos de la casa, o sea de la vida de Santa Ana.

Algún escritor—creo que fue Anthony Burgess—dijo que nunca fueran personajes literarios conocidos en su totalidad de una manera como conocemos al Don Quixote de Cervantes y al Leopold Bloom de James Joyce. Me atrevo agregar que hay pocos personajes del universo del cine a los que conocemos igual que conocemos al Santa Ana de Su alteza serenísima.

Con subtítulos que se puede apagar.

El apando

junio 24, 2006

El apando (México, 1976, 85 minutos). Director: Felipe Cazals. ***1/2 de cinco.

Reparto: María Rojo, Manuel Ojeda, Salvador Sánchez, José Carlos Ruiz.

La materia de la cubierta del DVD sugiere que la película será una crítica seria del sistema penal de México. Ni por asomo. Es una historia alucinante de un par de presos drogadictos que traman que sus novias les pasen clandestinamente la droga mediante sus visitas. Se les ocurre utilizar la madre de otro prisionero que viene de visita con frecuencia, a la que no se hace el registro íntimo igual que se hace a las mujeres jóvenes.

El prisionero hijo de la señora además de ser otro drogadicto es medio loco y propenso a intentar suicidarse. No es de extrañar que les haga mal colaborador.

Ningún resumen del argumento tal como el anterior puede captar el delirio del estilo de la película. Tiene una cronología disuelta que resulta difícil de seguir a la primera vista. Peor aun los presos hablan siempre entre dientes y usan la jerga de los prisioneros. Los tres presos principales pasan mucho del largo de la película juntos dentro de la inmunda caja de castigo (el apando del título) y vemos los recuerdos y las alucinaciones.

Lo más raro de lo todo es la danza de la panza. Después de haber conseguido una cantidad de la droga, mientras todavía están en el mero salón lleno de guardias y visitas los tres presos y sus novias la toman ante la madre retraída. Uno de ellos tiene tatuaje obsceno en el vientre. Se levanta la camisa y comienza ondularse la barriga de tal manera que se sugiere que las figuras del tatuaje se follen. No hay palabras…

Al fin de cuentas la película no es precisamente buena. Mejor dicho que vale la pena verla por lo raro que es.

Sin subtítulos.