El crimen de Oribe

El crimen de Oribe (Argentina, 1950, 80 minutos, B&N).  Dirigida por Leopoldo Torre Nilsson y Leopoldo Torres Ríos.  *** de cinco. 

Reparto: Roberto Escalada, Carlos Thompson, Raúl De Lange, María Concepción César. 

Al fallarle el carro un hombre de la ciudad se encuentra obligado a pasar la noche inesperadamente en un hotel en las afueras.  Sabe de una casa y una familia de la comarca bien extraños.  La familia se compone del padre, un hombre danés, y sus cuatro hijas adolescentes.  Hace como un año que no sale nadie nunca de los confines de la muralla enrejada de la propiedad.  La casa está protegida por un perro y se dice que el padre da la bienvenida a intrusos a escopetazos (los habitantes reciben los abastos por medio de un convenio con un repartidor).  Más raro aun, los habitantes siguen la rutina idéntica cada día como fuera un rito inflexible, el cual incluye el cantar de himnos navideños muy fuera de la debida temporada. 

El hombre que se llama Villafañe es periodista, crítico literario.  En el hotel conoce a un tal Oribe, un poeta joven y bien conocido.  Oribe, un hombre muy alto y quisquilloso, es obsesionado con el misterio de la casa (la que se ve desde el segundo piso del hotel) aunque no se atreve acercarla por el miedo que tiene del perro. 

Se desarrollan una especie de amistad entre los dos, el poeta y el crítico, y una contienda también respecto a la casa y el misterio que la rodea.  El periodista se acerca a la casa y se amista con el perro por entre las barras de la verja.  Le saluda al padre de la familia cuando sale para recoger los víveres dejado por el repartidor, él que no le hace el menor caso. 

Su estancia en el hotel se prolonga y más tarde se mete a ocultas en la casa (¿les interesaría el asunto tanto si fuera una casa llena de varones en vez de doncellas?).  En las dos instancias el poeta lo observa de lejos y después les recuenta lo sucedido a las gentes del hotel como aventura propia.  Hasta se aprovecha de la experiencia vicaria para materia de un poema nuevo. 

Resulta que la presencia sigilosa del crítico en la casa rompe la perfección del orden rígido del horario cotidiano de modo que se desencadenan consecuencias graves. 

Lo irónico es que el poeta Oribe, a causa de haberse expropiado los actos del crítico por sí, se encuentra obligado a enfrentar las consecuencias.  Se pone a revés la relación entre el artista—él que hace—y el crítico—él que habla de las hazañas ajenas. 

El argumento se basa sobre una novela del Adolfo Bioy Casares.  Luego de veinticinco años Leopoldo Torre Nilsson haría otra película a base de una novela de Bioy Casares, La guerra del cerdo

La película se hizo en los principios de la carrera de Leopoldo Torre Nilsson y fue dirigida en colaboración con Leopoldo Torres Ríos, su padre.  Es entretenida sin embargo es algo artificial y maquinal y por eso no logra más de ser una obra menor en el currículo de Torre Nilsson (nunca he visto otra película del padre, Torres Ríos). 

Sin subtítulos.

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